24 dic 2007

Carta a mi sobrina

Hola Alba

Te escribo esta carta para explicarte lo que sé sobre tu padre. La vida da muchas vueltas y no sé donde estaré cuando tu tengas una edad suficiente para querer saber quién era. Espero, no obstante seguir casado con tu tía y darte primos, pero eso no lo sabemos aún.

Tu padre era elguien especial, Alba. Aunque la memoria ya no es lo que era (ya hace más de seis años que lo conocí), te diré que lo conocí en la graduación de Gemma. Rondaría el mes de julio de 2001, y yo llevaba seis meses saliendo con tu tía. Para la universidad donde estudiaba ella, la graduación era un suceso importante, y para Gemma lo era también, o sea que quiso que su familia al pleno, y su noviete, estuvieran con ella. No me tocó más remedio que conocer a tus abuelos unos días antes, y a tus padres el mismo día.

Ya entonces me daba cuenta de que tu padre y su hermana tenían algo especial. Esa semana santa tu tía se había ido a Mallorca a su casa, y me contaba cuando me llamaba lo bien que se lo estaba pasando, lo a gusto que se sentía con Esther, etc. Si hasta un día me dejó esperandola en la calle (dentro del coche, eso sí) casi una hora, porque "estoy hablando con mi hermano".

La verdad es que recuerdo poco del día de la graduación, me sentía como en un examen. Seguramente lo era. Con tu padre hubo buena sintonía (a pesar de que yo me encontraba como un pez fuera del agua).

LA relación con tus padres era "festiva". Es decir, o los veía en vacaciones (Semana santa, verano), cuando íbamos a Mallorca, o en Navidades, cuando venían ellos a Barcelona. Sin embargo cada vez que nos veíamos la corriente de simpatía mútua aumentaba. Cuando íbamos a Manacor nos paseaban por la isla, nos llevaban a cenar por ahí, etc. Tu padre se compró un ordenador, y paratir de entonces fue el acabose. No sé las veces que le habré explicado (por teléfono y en persona) cómo se graba una imagen, cómo un cd de datos. Le abrí los puertos del emule, le enseñé a instalar software, lo típico vaya.

Y de golpe y porrazo apareció una personita por ahí. Era una ratilla cuando la conocimos, pequeñita y peludita. Sí, Alba, eres tú. De esa época ya tengo fotos digitales, que hicimos con la primera cámara digital que tuvimos. La verdad es que nos enamoraste desde que naciste (para datos técnicos sobre esos temas pregunta a tu madre). Además, tengo el mérito de haberte dormido de bebé, mientras tu madre y mi mujer miraban ropa en una tienda. Hecho especialemente meritorio, porque sólo te dormías con tus padres. Alba, hacías que tuviéramos más ganas aún de veros.

Ahora vienen los momentos más duros, pero la historia no seria completa sin ellos.

Cuando le detectaron el cáncer a tu padre muchas cosas cambiaron. En principio temían que fuera otra enfermedad, una sarcodiosis, que es bastante compleja. Tu abuela Loli se fue con vosotros a Mallorca para ocuparse de ti meitnras atu padre le hacían pruebas. Nadie podía esperar lo del cáncer, y cuando llegó la noticia fue como un mazazo. Gemma me llamó al trabajo (entonces trabajaba fuera de Barcelona) y volví corriendo a Barcelona para estar con ella y tu abuelo Jose. Tu abuelo salió esa misma tarde para mallorca, y gemma decidió salir al día siguiente. Yo me quedé en Barcelona con el corazón en un puño, esperando noticias.

Tus padres decidieron que el mejor sitio para tratarlo sería barcelona, ya que en Can Ruti tenían una unidad especializada en cáncer de pulmón. Para todos nosotros fue una buena notícia, porque podíamos estar a vuestro lado para ayudar en lo que podíamos.

Ahí Gemma redescubrió a su hermano, y yo gané uno. Tu padre era una de esas personas que cuanto más las tratas más te apetece estar con ellas. Si tienes suerte en la vida encontraras gente así. Gente generosa y amigable, que hace que te encuentres como en casa en cualquier sitio, y a los que cuando pasa mucho tiempo que no ves, la sensacion que te da el verlos es de que estuviste ayer con ellos. No sólo lo pienso yo, creo. Sus amigos Rodrigo, Bernat, Dori, Mar, Sete etc lo pueden atestiguar.

La enfermedad de tu padre nos ha traido muchas lágrimas, es cierto, pero también muchas alegrías. Hemos podido disfrutar de su compañia y de la tuya (y de la de tu madre). A ti te hemos visto crecer con alegría, y a tu padre menguar. Los últimos meses han sido muros, pero hemos podido estar con tu padre y decirle lo mucho que le queremos.

David era un feliz de la vida, y un luchador. Nunca daba una partida por perdida, y se cabreaba cuando no ganaba. La partida por su vida la luchó hasta el final. Durante dos años y medio ha peleado como un jabato.

La memoria es algo maleable, que se puede hacer que se adapte a nuestros deseos, pero pocas jornadas recuerdo tan felices como aquella noche en Mallorca en un merendero perdido a la orilla del mar. Me quedo con esa imagen de los cinco cenando y riendo.

Te quiero enanita

David Martin Pasadas
24 de Diciembre de 2007

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